Blockchain electoral, un sistema de votación digital que promete transparencia total usando tecnología blockchain. También conocido como votación descentralizada, se supone que evita el fraude, elimina la manipulación y permite que cualquier persona verifique los resultados en tiempo real. Suena ideal, ¿verdad? Pero en la realidad, nadie ha implementado una elección nacional, regional o incluso municipal con blockchain que funcione bien, sin errores, sin presión política y sin ser un blanco de estafas.
La idea es simple: cada voto se convierte en una transacción en una cadena inmutable. Nadie puede borrarlo, nadie puede cambiarlo. Pero aquí está el problema: votación digital, el proceso de emitir votos a través de dispositivos electrónicos en lugar de papeles ya es vulnerable. ¿Qué pasa si tu dispositivo está infectado? ¿Y si alguien te obliga a votar de cierta forma frente a una cámara? ¿Y si el software que cuenta los votos tiene un error oculto? La blockchain no soluciona esos problemas. Solo los enmascara. Y peor aún: muchos proyectos de tecnología electoral, conjunto de herramientas digitales diseñadas para modernizar procesos democráticos han sido solo campañas de marketing para atraer inversión, no soluciones reales. Algunos hasta han intentado vender tokens a cambio de "votos verificados"—algo que no existe en la vida real.
En El Salvador, intentaron usar blockchain para el voto en referendums locales. Falló. En Rusia, probaron sistemas similares y fueron acusados de manipular los resultados. En EE.UU., un proyecto llamado Voatz fue investigado por hackers que lograron alterar votos desde un teléfono. La democracia digital, la aplicación de tecnologías digitales para fortalecer la participación ciudadana no se logra con cadenas de bloques. Se logra con transparencia, auditorías independientes, papel verificable y confianza en instituciones. La blockchain no es mágica. No es más segura que un sistema bien diseñado con controles humanos. Y en muchos casos, es mucho más compleja, más cara y más fácil de explotar.
Lo que sí encontrarás en esta colección son artículos que desmontan proyectos falsos, explican por qué los airdrops de "voto blockchain" son estafas, y te muestran cómo identificar promesas vacías en el mundo cripto. No hay soluciones fáciles para la democracia. Pero sí hay muchas estafas disfrazadas de innovación. Aquí te enseñamos a verlas.
El blockchain electoral ofrece transparencia y verificabilidad en las votaciones, pero aún enfrenta desafíos de escala, costos y adopción. Pruebas piloto en Colorado y Estonia muestran su potencial, pero no reemplazará las papeletas de papel pronto.
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