Cuando hablamos de regulación stablecoin, el conjunto de normas que controlan la emisión, respaldo y uso de monedas digitales con valor estable. También conocida como normativa de stablecoins, esta regulación busca proteger a los usuarios y asegurar la estabilidad del sistema financiero. AML, las normas anti‑lavado de dinero son una pieza clave, ya que exigen reportes de transacciones y verificaciones de origen. Otro eje importante son las remesas, envíos de dinero al extranjero que pueden aprovechar las stablecoins para reducir costos. Finalmente, los pagos transfronterizos, operaciones de compra‑venta entre países usando stablecoins están cada vez más regulados para evitar riesgos sistémicos.
La regulación stablecoin abarca tres bloques esenciales: requisitos de capital, supervisión de reservas y cumplimiento AML. Primero, los emisores deben mantener reservas en activos líquidos que garanticen la paridad con la moneda fiduciaria o el activo subyacente. Segundo, los supervisores financieros exigen auditorías periódicas para comprobar la solvencia y la adecuada separación de fondos. Tercero, el marco AML influye directamente en cómo se diseña la infraestructura tecnológica: se implementan sistemas de monitoring, KYC y reportes de actividades sospechosas. Estas tres exigencias forman una tríada que protege tanto al inversor como al sistema financiero global.
En la práctica, la normativa varía según la jurisdicción. En Vietnam, por ejemplo, la Ley de Tecnologías Digitales diferencia claramente entre trading de criptomonedas y su uso como medio de pago, imponiendo licencias específicas para stablecoins usadas en pagos. En Bolivia, las penalidades por operar sin autorización incluyen multas y posibles sanciones penales, lo que obliga a los usuarios a buscar plataformas con licencia. En EE.UU., cada estado tiene su propio esquema regulatorio, desde el BitLicense en Nueva York hasta el SPDI en Wyoming, y todos exigen cumplimiento con la Travel Rule de FATF. Esta diversidad muestra que la regulación stablecoin no es monolítica, sino un mosaico de requisitos locales que conviven con estándares internacionales.
Los beneficios de una regulación clara son evidentes en el sector de remesas. Al usar stablecoins reguladas, los usuarios pueden enviar dinero a familiares en países con alta inflación sin que el valor se degrade, y con comisiones mucho menores que los servicios tradicionales. Sin embargo, para que este modelo funcione, los emisores deben respetar los límites de capital y las auditorías de reservas, algo que las autoridades de cada país supervisan con creciente rigor. De la misma forma, los pagos transfronterizos que integran stablecoins en plataformas de e‑commerce pueden ofrecer liquidación instantánea, pero están sujetos a controles de AML que verifican la identidad del comprador y la procedencia de los fondos. En ambos casos, la regulación actúa como garantía de confianza.
En nuestro archivo encontrarás análisis detallados que cubren estos temas desde distintas perspectivas. Verás cómo la Resolución 05/2025 en Vietnam separa trading y pagos, cómo la normativa boliviana impone sanciones y cuál es el panorama de regulaciones estatales en EE.UU. También ofrecemos guías sobre cumplimiento AML, comparativas de stablecoins con respaldo fiat y cripto, y estudios de caso sobre su uso en remesas y pagos internacionales. Cada artículo está pensado para que puedas aplicar la información a tu estrategia, ya sea que estés considerando lanzar una stablecoin, usarla para enviar dinero o simplemente quieras entender el marco regulatorio que afecta a tus inversiones.
Análisis comparativo de la regulación de stablecoins entre MiCA (UE) y el GENIUS Act (EE.UU.), con requisitos, impactos de mercado y guía práctica para emisores.
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